Las rabietas son un comportamiento normal en el desarrollo y crecimiento de los niños, es importante que sepas cómo manejarlas sin perder la calma.
Las rabietas, también conocidas como berrinches, son más frecuentes en unos niños que en otros, generalmente se dan debido a algo que el niño quiere exteriorizar como cansancio, hambre, frustración o malestar.
Es muy frecuente que los padres no sepan reaccionar antes esta situación, se pierde fácilmente la calma, dándole un manejo inadecuado o se termina cediendo a la presión.
Consejos para vivir una rabieta
Lo primero que debes saber es que es muy importante mantener la calma durante la rabieta.
Ante la rabieta del niño, no se debe responder con otra rabieta, la reacción del adulto le dará una lección significativa de cómo vivir un conflicto.
Como pediatra entiendo perfectamente la frustración de los padres ante una rabieta y mucho más si esta sucede en un lugar público, en este caso también se debe mantener la calma e ignorar la reacción de los que son espectadores.
Piensa que perder la calma sería hacer una rabieta de adulto, lo ideal es que no lo hagas, es importante que le enseñes a tu hijo que tú estás ahí para acompañarlo y ayudarlo a encontrar la calma que ha perdido y entender su frustración.
Así que lo mejor que puedes hacer es dejarte guiar por tu corazón, acompáñalo, abrázalo si te lo permite.
Dale a entender que tú estás ahí para él, no lo castigues, no lo ignores, no lo reprendas, eso no te gustaría que hicieran contigo.
Por los espectadores no te preocupes, siempre van a criticar independiente de la decisión que tomes para intervenir la rabieta.
¿Por qué no debes perder la calma?
Cuando un niño tiene una rabieta generalmente explota tratando de expresar su frustración y cuando los padres pierden la calma tratando de querer calmar a los niños, generan un efecto contrario.
Ante los nervios se responde con más nervios, ante la ira con más ira, es decir, si pierdes la calma, causarás el efecto contrario, el niño te verá nervioso y aumentará su estrés.
De igual forma, no se debe perder la calma, ya que los niños están creciendo con el ejemplo de sus padres en cuanto a conductas y actitudes.
En cualquier caso, lo mejor para no perder la calma es prevenir la rabieta, hay situaciones que como padres pueden evitar, por ejemplo el tener hambre y nada de comer, siempre pueden estar listos para este caso.
Si van a ir de compras, pueden dialogar acerca de sus expectativas y lo que sucederá en la salida, explícale con claridad que no podrán comprar determinados artículos.
¿Qué hacer después de la rabieta?
Cuando ha pasado la rabieta, deben llegar los aprendizajes, asegúrate que tu hijo haya recuperado el control, explícale cuál es la manera de actuar y de expresar sus emociones.
Enséñale desde el amor y la paciencia, refuerza en él comportamientos positivos.
Nunca desestimes una conducta agresiva, es importante que le indiques que no es la conducta adecuada.
Papás: los invito a trabajar las rabietas en equipo, es muy importante identificar las fortalezas de cada uno en casos de ese tipo, quien sea más susceptible a perder la calma, podrá asumir otro rol durante la rabieta.
¡Ánimo! Hay muchas ocasiones donde no es fácil, pero siempre juntos lo harán muy bien.