La visión es tal vez uno de los sentidos más importantes para que los bebés y los niños se acoplen de forma adecuada a las diferentes etapas de desarrollo, de allí la importancia de los controles oftalmológicos para bebés y niños.
A pesar de encontrarse con estructuras oculares completas, el sistema visual del recién nacido es inmaduro y se va desarrollando a medida que la corteza cerebral recibe los estímulos correspondientes en el contacto con el mundo.
Hablemos de la visión en bebés
Al nacer, el bebé posee una visión limitada de 20 a 30 centímetros y percibe sensaciones de claro y oscuro.
Al mes ya puede visualizar algunos contrastes de colores como blanco, negro, rojo y verde y se agudiza el enfoque.
Ya a los 3 meses en una visión normal comienza a tener sensibilidad por objetos brillantes y se inicia la visión estereoscópica (tridimensional), un mes después comienza a percibir más colores y reconoce rostros distintos a los de sus padres.
De ahí la importancia de los controles oftalmológicos para bebés y niños, que son de los primeros tamizajes que como pediatra solicitamos luego del nacimiento del bebé.
Es un examen de los ojos que nos ayuda a detectar problemas tempranos de visión en nuestros infantes y por ende una manera de corregirlos de forma temprana mientras no tengan nada que ver con una circunstancia congénita.
Algunos de estos problemas son detectados muy rápidamente desde que los niños o niñas comienzan a abrir y cerrar los ojos, parpadean, presentan enrojecimiento de los mismos u otros síntomas que son evidentes.
Otros inconvenientes visuales no son detectables a simple vista, son indoloros y no presentan síntomas, por lo cual se hace indispensable el control, para poder detectarlos a tiempo validándose en la experiencia de un especialista.
Incluso algunas enfermedades o problemas visuales que no son tratadas a tiempo pueden llegar a derivar en pérdida de la visión permanente, si no tienen un tratamiento adecuado.
A medida que tu niño está avanzando en edad los controles oftalmológicos pueden variar en su forma de realizarse, algunos controles necesitan de la cooperación del paciente para leer o asociar imágenes.
En otros solamente se requiere de herramientas especializadas para medir la posición del ojo, en reflejo de la luz en la parte posterior del ojo o el foco de luz en los mismos.
La primera visita al oftalmólogo para bebés y niños
Según los expertos la primera visita al oftalmólogo se debe realizar dentro de los primeros seis meses de vida del bebé.
Por lo general en este primer control se realiza un examen del reflejo rojo de los ojos del bebé, verificando que no existan cataratas y desde luego se examina que los ojos tengan las características normales.
El examen se completa con un procedimiento denominado fondo de ojo, situación que permite determinar el estado de la retina y en el que se descartan tumores en la visión, entre otros inconvenientes.
Los expertos también recomiendan llevar a cabo un segundo control alrededor de los 6 meses de nacido, esto con la finalidad de verificar la fijación de los ojos y el seguimiento en la mirada del bebé.
Después de esta segunda visita, en condiciones normales el bebé debe volver a control según las recomendaciones del oftalmólogo pediátrico.
En cuanto a los bebés prematuros es posible que el especialista en visión realice un examen para determinar qué retina y ojos se hayan desarrollado completamente, ya que dentro de los tiempos normales, esto suele darse a las 40 semanas de gestación.
En algunos casos el oftalmólogo, incluye en estos controles gotas oftálmicas para dilatar la pupila y posteriormente recomendar si tu hijo necesita o no utilizar anteojos o recibir otro tratamiento de manera más detallada.
En la consulta de pediatría que tendremos, resolveremos todas tus dudas acerca de la visión de tus hijos apoyados por el especialista de la visión, el oftalmólogo.